Ante las dificultades que provocó la pandemia en su período más crítico, la Fundación Infancia Primero creó el proyecto Nutriendo el vínculo, iniciativa que propuso una serie de apoyos a las familias vinculadas a los programas de la Fundación, para aportar y acompañar en temas de salud mental, asesoría social, económica y de promoción del vínculo entre niños y niñas y su cuidador principal.
Un equipo de ocho profesionales del área social, de manera voluntaria y desinteresada, diseñaron y ejecutaron el proyecto que finalmente logró apoyar a cerca de 200 familias de nueve comunas de la Región Metropolitana: El Bosque, La Pintana, Puente Alto, Colina, Independencia, Peñalolén, Conchalí, Recoleta y Quinta Normal. Los apoyos consistieron en tres líneas de acción: salud mental, atención social y entrega de un kit de alimentos y juegos para la familia.
En total, se realizaron 34 atenciones en salud mental, siendo los principales motivos de consulta los sentimientos de angustia, insomnio, irritabilidad y sensación de vulnerabilidad emocional y económica. En tanto, se realizaron 33 atenciones sociales, siendo la principal consulta, la orientación para acceder a beneficios del Estado, y en específico, la inscripción en el Registro Social de Hogares. Además, se entregaron 187 kit con alimentos y artículos de primera necesidad como leche, pañales, toallitas húmedas y materiales, para propiciar espacios de aprendizaje a través del juego.
María de los Ángeles Castro, directora ejecutiva de la Fundación Infancia Primero recalcó que “el propósito del proyecto fue instalar el foco en niños y niñas que estaban viviendo un período difícil, entregando recursos concretos a los adultos para jugar con sus hijos e hijas, y por ello, la idea del kit fue contar con juegos acordes a la edad de los niños y niñas de cada familia”.
Para el logro de este plan, la Fundación Infancia Primero logró movilizar recursos entre sus socios y amigos, y a su vez generar diferentes alianzas con diversas instituciones, de manera de otorgar los apoyos económicos y proporcionar el kit de alimentos y juegos, el que además contenía libros, plasticina, lápices, block de dibujo, entre otros. Este último fue el más significativo, explica Lorena Oviedo, encargada del proyecto “porque la intención fue contar con objetos que promovieran la creatividad, el desarrollo y el vínculo de niños y niñas con sus cuidadores principales”.